jueves, 20 de octubre de 2016

UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO / ILUMINACIONES, de Arthur Rimbaud



DATOS DEL LIBRO

Año de publicación 1873
Nº de páginas: 256 págs.
Editorial: ALIANZA EDITORIAL, 2014
ISBN: 9788420683591

RESUMEN DEL LIBRO

Figura fascinante tanto por la singularidad de su vida y su personalidad como por la magia de su lenguaje y sus imágenes, Arthur Rimbaud (1854-1891) es uno de los fundadores indiscutibles de la literatura moderna. El presente volumen reúne sus obras en prosa más significativas. "Una temporada en el infierno" (1873) es la única obra que Rimbaud preparó para su publicación, pero aun impresa, retenida por falta de pago en un almacén, apenas tuvo difusión hasta 1901. Sujeta a todo tipo de controversias críticas, "Iluminaciones", por contra, reúne una serie de textos de disputada datación que constituyen, no obstante, una de las mayores cimas del poema en prosa. Edición bilingüe Versión de Julia Escobar.

OPINIÓN:

Hacia tiempo que conocía de la existencia de Rimbaud, pero hasta ahora no me había acercado a su obra. Y ahora le acabo de conocer con UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO e ILUMINACIONES.

Lo poco que he investigad acerca de la vida de Rimbaud, me ha descubierto un personaje particular endiabladamente joven y de vida intensa y corta, de cuyas vivencias es difícil desligar su obra.

Una temporada en el infierno es la única obra publicada por Rimbaud personalmente, en 1873, cuando sólo contaba con 18 años. Recurrió a un impresor inglés para que le publicara cien copias de las cuales repartió unas seis entre algunos amigos,  (entre quienes está Verlaine) y el resto fueron dejadas en el sótano de la editorial. El resto de la edición fue encontrado a principios del S. XX por un crítico francés.

UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO fue escrita durante su primera temporada en Londres, donde se vivía una relación tormentosa con el poeta Verlaine, 10 años mayor que él,que dejó a su familia para fugarse con Rimabud, simepre aderezada con opio y hachís. Esa deflagrante combinación dio lugar a la prosa alucinógena, sensible y rabiosa que emana de este libro.

La relacción con Verlaine, fué intensa y breve, terminando abrúptamente. Varlaine casi mata a Rimbaud. Un año después, ya alejado de la escritura, Rimbaud encargo a Verlaine los manuscritos de lo que seria otra de sus obras, ILUMINACIONES.


Rimbaud por este mundo a velocidad vertiginosa, pero aprovecho su tiempo lo suficiente como para dejar su huella. Murió a los 37 años aquejado de una enfermedad.

De estas dos obras UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO es la que mas me ha gustado.Es un monólogo onírico y desgarrado del autor rogando por su alma que aborda salvación y la condena, las conductas humanas. Rimbaud tiene la capacidad de crear imágenes oníricas y delirios que plasma en una prosa abrumadora y desbocada como su vida dispersa y en su rebeldía..

BIOGRAFÍA:

Nombre: Jean Nicolas Arthur Rimbaud

País: Francia
(Charleville, 20 de octubre de 1854-Marsella, 10 de noviembre de 1891)

Su padre, Frédéric Rimbaud, capitán de infantería, nació en Dole el 7 de octubre de 1814; y su madre, Vitalie Cuif, era originaria de Roche y nació el 10 de marzo de 1825. Ambos se casaron el 8 de febrero de 1853 y se trasladaron a un apartamento en la calle Napoleón1 en Charleville, departamento de las Ardenas. Debido al trabajo de capitán de infantería, la pareja no se veía más que en raras ocasiones o en fechas de suma importancia, como el nacimiento de sus cinco hijos. Después del nacimiento de esta última, el capitán Rimbaud abandonó a su familia y no volvió jamás a Charleville.

La madre se declaró viuda y en 1861 se mudó con sus hijos al número 73 de la calle Bourbon, en un barrio de obreros de Charleville. En octubre del mismo año, el pequeño Arthur entró a la escuela Rossat, donde obtuvo sus primeros reconocimientos.

Figura rígida, obsesiva con la responsabilidad y vigilante en la educación de sus hijos, Vitalie Rimbaud transformó el clima familiar en asfixiante para los niños. A finales de 1862, se mudan de nuevo, pero esta vez a un barrio burgués, en el número 13 de la calle d'Orléans.

En 1865, Arthur entra al colegio municipal de Charleville, donde rápidamente destaca como un alumno brillante y superdotado; obtiene premios en literatura, lenguas y otras asignaturas. Compone en latín fluido poemas, elegías y diálogos. Pero, como dice en su poema «Los poetas de siete años», ya desde esa edad estaba lleno de conflictos internos y de sentimientos de rebeldía.

En julio de 1869 participa en un concurso académico3 de composición en latín con el tema «Yugurta», el cual gana con facilidad. El director de su colegio dijo de él entonces: «Nada ordinario germina de esa cabeza, será un genio del mal o un genio del bien». Habiendo obtenido ya todos los reconocimientos posibles a los 15 años, el muchacho se siente finalmente liberado de todas las presiones a las que su madre lo había sometido en su infancia más temprana.

Rimbaud en 1870, a los 15 años de edad, durante sus clases de retórica, el colegial entabla amistad con su profesor, Georges Izambard, quien era seis años mayor. Izambard le presta libros, tales como Los Miserables de Victor Hugo, que el joven Rimbaud lee a escondidas de su madre. Aproximadamente en esta época es también cuando edita su primer poema, «Los aguinaldos de los huérfanos», que apareció en la revista Revue pour Tous en enero de 1870.

Su orientación poética en este tiempo es la de los parnasianos, que por aquel entonces publicaban todos sus textos en la revista literaria El Parnaso contemporáneo. El 24 de mayo de 1870, Arthur, ahora de 15 años, escribe una carta al máximo líder del parnasianismo, Théodore de Banville, diciendo que tiene 18 años y transmitiéndole sus anhelos: «Convertirse en parnasiano o en nada» y que publiquen sus textos. Para esto adjunta tres poemas: «Ofelia», «En las tardes azules estivales...» y «Credo in unam». Banville responde con afecto a su carta, pero nunca publicó los poemas de Rimbaud en El Parnaso Contemporáneo.

Entonces comienza a soñar con ir a París y probar un poco del espíritu revolucionario del pueblo parisino; pues en su hogar se aburría mortalmente y los problemas con su madre aumentaban día a día, más que nada por la rebelde actitud que tomaba Rimbaud, como por ejemplo cuando salía a las calles de Charleville llevando carteles de «Muera Dios».

Durante las vacaciones escolares de 1870, el 29 de agosto, Arthur, ya de 15 años, logra escaparse de la vigilancia materna y huye con la sola intención de irse a París. Pero al llegar a la estación de trenes en la capital descubren que no tenía boleto. Eran tiempos de guerra civil en Francia, las tropas prusianas se preparaban para sitiar París y crecían con fuerza los movimientos en pro de la proclamación de la Tercera República Francesa, por lo que las autoridades fueron inflexibles. Arthur terminó detenido en la prisión de Mazas.

Desde su celda, Arthur le escribió a Georges Izambard, en Douai,5 para pedirle que lo ayudara con el pago de la deuda. El profesor lo hace y le paga igualmente el viaje hasta Douai, ofreciéndole su casa hasta que pudiera regresar al hogar junto a su madre.

Rimbaud parte hacia Douai el 8 de septiembre. Dudando por mucho tiempo si regresar a Charleville, permanece allí tres semanas.6 Durante este período, Rimbaud conoce al poeta Paul Demeny, viejo amigo de Izambard y director de una casa editorial. Esto atrajo inmediatamente la atención del joven poeta, quien le dejó a Démeny un fajo de hojas sueltas donde había copiado 15 de sus poemas, con la esperanza de que tal vez fueran publicados.

Izambard, que había avisado a Vitalie Rimbaud de la presencia de su hijo en Douai, recibió como respuesta: «¡Atrápelo, que venga inmediatamente!».7 Para calmarla un poco, Izambard decide acompañar personalmente a Rimbaud hasta Charleville. Una vez que llegan, Vitalie Rimbaud comienza golpear a su hijo y a lanzar reproches, disfrazados de agradecimientos, a Izambard.


El 6 de octubre, Rimbaud se volvió a fugar. Al estar París en estado de sitio, decidió ir a Charleroi. Queriendo convertirse allí en reportero local, intenta, sin éxito, que el Journal de Charleroi lo contrate como redactor. Luego, con la esperanza de encontrarse con Izambard, se dirige primero a Bruselas y luego a Douai, donde su profesor llega unos días más tarde para enviar a Rimbaud de regreso escoltado por policías, por órdenes de Vitalie Rimbaud. Esto ocurrió el 1 de noviembre de 1870.

Debido a los problemas políticos por los que pasaba Francia en ese momento, el colegio al que asistía Rimbaud aplazó la reapertura de las clases de octubre de 1870 hasta abril de 1871. En febrero de 1871, Rimbaud vuelve a escapar en dirección a la capital francesa. La situación política del país mueve a Rimbaud a tratar de contactar con los revolucionarios Jules Vallès y Eugène Vermersch, aunque también busca a los poetas más importantes de la época. En esta visita conoce al famoso caricaturista André Gill.

Rimbaud regresa a Charleville justo antes de que empezara la Comuna de París, aunque algunos testimonios dicen que él seguía en París cuando ésta empezó; sin embargo, no hay pruebas suficientes que den fe de esto. Lo que sí se puede asegurar, es que la Comuna tuvo un fuerte efecto en el joven poeta, ya que escribió varios poemas relacionados con el tema, como «La orgía parisina», «Los pobres en la iglesia», y «Los que velan».

Durante esta etapa la escritura del poeta, poco a poco, empieza a evolucionar. Comienza a criticar a la poesía romántica y parnasiana y a alabar la poesía de Charles Baudelaire, a quien incluso llama «un dios, el rey de los poetas». En sus cartas enviadas a Demeny el 15 de mayo de 1871 y a Izambard el 13 de mayo del mismo año, llamadas popularmente «Cartas del vidente», expone finalmente su famosa teoría sobre la poesía bajo su lema «Yo es otro». En ellas indica que el poeta debe hacerse «vidente», y que la única forma de lograrlo es por un «largo, inmenso y racional desarreglo de todos los sentidos». Según Rimbaud, el poeta debe vivirlo todo, sufrirlo todo, para así poder convertirse en un «alquimista» de las palabras y hallar la perfección máxima en la poesía. La carta que le envió a Izambard fue de hecho el detonante para que su amistad acabara, cuando Izambard creyó que el enigmático poema que usaba Rimbaud para exponer su punto de vista, «El corazón atormentado», era solo una burla incomprensible.

Rimbaud fue convencido por su amigo Charles Bretagne de escribirle una carta a Paul Verlaine, un eminente poeta simbolista, después de no haber obtenido respuesta de otros poetas. Rimbaud envió a Verlaine dos cartas con varios de sus poemas, incluyendo «Las primeras comuniones» y «El barco ebrio». Verlaine quedó intrigado por el talento de Rimbaud y le respondió diciendo: «Ven, querida gran alma. Te esperamos, te queremos». Junto a la carta mandó un boleto de tren a París.9 Rimbaud llegó cerca del 15 de septiembre de 1871 por invitación de Verlaine y pasó a vivir con él y su esposa.10 Verlaine estaba casado con Mathilde Mauté, quien tenía diecisiete años y estaba embarazada. Desde entonces Rimbaud no regresó al colegio. En recopilaciones posteriores, Verlaine se refirió a Rimbaud como «un joven con la cabeza de niño, con cuerpo adolescente aún en crecimiento y cuya voz tenía altos y bajos, cual si fuera a quebrarse».


Tras su llegada a la capital francesa fue bien recibido por todas las grandes figuras literarias, a las que con el tiempo conoce personalmente. El propio Victor Hugo, llegó a llamarlo «Shakespeare niño». Luego de vivir un tiempo con Verlaine, se muda a casa de Charles Cros, después a la de André Gill, e incluso por unos días vivió en casa de Théodore de Banville.


Para marzo de 1872, las provocaciones de Rimbaud, que cuenta ya con 17 años, comienzan a causarle problemas. El joven poeta llevaba una salvaje vida disoluta de vagabundo, embriagado de ajenjo y hachís. Así escandalizó a la elite literaria parisina, indignada en particular por su comportamiento, auténtico arquetipo del enfant terrible. A lo largo de este período continuó escribiendo sus contundentes y visionarios versos modernos. Pero el incidente con Étienne Carjat, un eminente fotógrafo de la época, fue la gota que colmó el vaso: Rimbaud, en completo estado de embriaguez, hirió al fotógrafo con una vara metálica. Para salvar a su amigo y tranquilizar a la comunidad, Verlaine envió a Rimbaud de regreso a Charleville.

Rimbaud espera unos cuantos meses en su hogar y luego regresa a París. Entonces inicia con Verlaine una tormentosa relación amorosa, que los condujo a Londres en septiembre de 1872. Verlaine abandonó a su esposa e hijo pequeño (a quienes solía maltratar en extremo durante los ataques de ira causados por el alcohol). Rimbaud y Verlaine vivieron en una considerable pobreza en Bloomsbury y en Camden Town, viviendo de dar clases de francés y de una pequeña mensualidad que les daba la madre de Verlaine. Rimbaud pasaba los días en el Museo Británico, donde «la calefacción, la iluminación, las plumas y la tinta eran gratis».

Pero la actitud de Rimbaud, que acostumbraba burlarse y humillar a Verlaine, y la indolencia de Verlaine hacia todo aquello que no fuera el propio Rimbaud, hizo que la relación entre ambos se deteriorara. A principios de julio de 1873 Verlaine no aguantó más y huyó desesperado a Bruselas, dejando atrás a un estupefacto Rimbaud sin un solo centavo. Un día más tarde, Verlaine le envió una carta a Rimbaud diciéndole que trataría de reconciliarse con su esposa y que, si ella no lo aceptaba, se iba a matar. Rimbaud partió de inmediato a Bruselas y se reunió allá con Verlaine y con la madre de este. Pero después de varias discusiones, un desequilibrado Verlaine en estado de embriaguez le disparó a Rimbaud en la muñeca; aunque luego mostró un arrepentimiento total y desesperado.

Al revisar su herida, Rimbaud no pensó que fuera grave, así que dejó que Verlaine y la madre de él lo llevaran a vendar y luego a la estación de trenes para regresar a Charleville. Verlaine le rogaba que no se marchara, pero Rimbaud se mostró inflexible. Entonces Verlaine nuevamente comenzó a comportarse de manera irracional, y Rimbaud, temiendo por su vida, llamó a la policía. Verlaine fue arrestado y sometido a un humillante examen médico legal, luego de que se considerara la comprometedora correspondencia y las acusaciones de la esposa de Verlaine respecto de la naturaleza de la amistad entre los dos hombres. El juez fue inmisericorde y, a pesar de que Rimbaud retiró la denuncia, Verlaine fue condenado a dos años de prisión.

Rimbaud regresó a Charleville y se recluyó en la granja familiar para escribir la única obra que publicaría él mismo, Una temporada en el infierno, ampliamente reconocida como una de las obras pioneras del simbolismo moderno, y donde incluye una descripción de aquella «menuda pareja», su vida con Verlaine —su «virgen demente», y el «esposo infernal»—. En 1874 regresó a Londres en compañía del poeta Germain Nouveau y terminó de escribir sus controvertidas Iluminaciones, que incluyen los dos primeros poemas en verso libre.


Rimbaud y Verlaine se encontraron por última vez en 1875, en Alemania, después de que este recuperara la libertad y tras su momentánea conversión al catolicismo. De este encuentro, Rimbaud contó en una carta que después de conversar por unas cuantas horas «ya habíamos renegado de su Dios», y que Verlaine se quedó dos días y medio antes de regresar a París. Antes de marcharse, Rimbaud le encargó a Verlaine sus manuscritos de Las Iluminaciones. Pero para entonces Rimbaud ya había abandonado la escritura y había optado por una vida estable de trabajo, aburrido ya de su salvaje existencia anterior, según algunos han afirmado, o en razón de que había decidido volverse rico e independiente, para después poder ser un poeta y hombre de letras libre de penurias económicas, según especulan otros.


Rimbaud con la tez muy bronceada en el distrito Sheikh-Othman, cerca de Adén (Yemen), en 1880.
Continuó viajando extensamente por Europa, principalmente a pie. En el verano de 1876, se enroló como soldado en el ejército colonial neerlandés para viajar a Java (Indonesia), donde desertó rápidamente, regresando a Francia en barco. Luego viajó a Chipre y, en 1880, se radicó finalmente en Adén (Yemen), como empleado de cierta importancia en la Agencia Bardey. Allí tuvo varias amantes nativas y por un tiempo vivió con una etíope.

La soledad es una mala cosa. Por mi parte, siento no haberme casado y tener una familia. Pero ahora estoy condenado a errar, atado a una empresa lejana, y día a día pierdo el recuerdo del clima y la manera de vivir e incluso la lengua de Europa. ¿Para qué sirven estas idas y venidas, estas fatigas y estas aventuras en lugares de razas extrañas, y estas lenguas que llenan la memoria, y estas penas sin nombre, si un día, después de algunos años, no puedo descansar en un lugar que me guste más o menos, y encontrar una familia, y tener por lo menos un hijo para pasar el resto de mi vida educándolo según mis ideas, dotándolo de la más completa instrucción que se pueda dar... Puedo desaparecer en medio de estas tribus sin que nadie tenga noticia. Arthur Rimbaud, carta a sus amigos. Harar, 6 de mayo de 1883.


En 1884 dejó ese trabajo y se transformó en mercader cuentapropista en Harar, en la actual Etiopía. Hizo una pequeña fortuna como traficante de armas, hasta que en su rodilla derecha se desarrolló una dolencia que primero se diagnosticó como artritis, cuyo tratamiento no dio resultado, y luego en una consulta posterior se le diagnosticó como una sinovitis que degeneró en carcinoma. Esta dolencia lo forzó a regresar a Francia el 9 de mayo de 1891, donde días después le amputaron la pierna.


Isabelle Rimbaud, hermana menor de Arthur Rimbaud. Tras la dolorosa agonía de Rimbaud, le escribió a su madre: «Ya no es un pobre réprobo el que morirá cerca de mí. Es un justo, un santo, un mártir, un elegido».
Finalmente, seis meses después, el 10 de noviembre de 1891, murió en Marsella (Francia) a la edad de 37 años.

La muerte llega a grandes pasos (...) Permanece despierto y su vida se va acabando con un sueño continuo, mientras dice cosas extrañas muy dulcemente, con una voz que me hubiera encantado si no me partiera el corazón. Lo que dice son sueños, pero no son los mismos que cuando tenía fiebre. Se dirá, y yo lo creo, que lo hace expresamente. Como él murmura esas cosas, la monja me ha preguntado en voz muy baja: ¿Cree usted que ha vuelto a perder la consciencia?. Pero él entendió la pregunta y enrojeció; y cuando la monja se marchó me dijo: -Me creen loco, ¿Y tú, lo crees tú?. Es un ser casi inmaterial y su pensamiento se escapa a su pesar. Algunas veces pregunta a los médicos si ellos ven las cosas extraordinarias que él percibe, y les habla y les cuenta con dulzura sus impresiones, en términos que yo no podría reproducir; los médicos le miran a los ojos y se dicen entre ellos: -Es singular. Hay en el caso de Arthur algunas cosas que no comprenden. Isabelle Rimbaud a su madre, Vitalie.

OBRA LITERARIA:

- Poesías (1863-1869)
- Cartas del vidente (1871)
- Una temporada en el infierno (1873)
- Iluminaciones (1874)
- Cartas completas (1870-1891)

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